Hoy según decían los informativos el tiempo empeoraría. Que sorpresa la mía al despertarme a la mañana y comprobar que tenían razón. Aunque como siempre Villabona se libra gracias a su microclima. Mientras en Tolosa los coches amanecían con una capa de nieve en este extraño pueblo la nieva se encontraba en las montañas. Al llegar a Donosti, el panorama era similar al de ayer. El paseo Zurriola estaba desierto y tanto las bicicletas como las sillas estaban una vez más en el suelo. La mar estaba embravecida y el viento azotaba las banderolas del Kursaal indiscriminadamente. Me he vuelto bastante literario, verdad? Si fuera fin de semana pasaría unas cuantas horas en el Paseo Nuevo y zonas similares sacando fotos. Pero no es así.
¡Dios! Ahora que he visto a House jugar con la PSP me he acordado de que tenía una carrera de F1 que hacer. Tras este paréntesis en mi berborrea, continuaré con ella.
Durante todo el día el cielo ha estado encapotado aunque de vez en cuando Lorenzo nos dejaba algunos rayos para decirnos que estaba allí. En un momento de la tarde ha empezado a granizar unas piedras del tamaño de esas que se te meten en la zapatilla y te molestan al andar... pues como esas. También se me ha olvidado comentar de que hoy se me reventado un cristal de metro cuadrado en las manos. Por suerte no me ha saltado ningún trozo a la cara pero me he llevado un gran susto. Tanto como que me he quedado quieto durante unos 30 segundos flipando con lo que había ocurrido. He empezado a contar los cachos de cristal que he dejado sobre la moqueta negra y han sido unos 1837 pedazos de cristal. Me ha entrado la duda en un momento y por si acaso los he vuelto a contar. Sí. Eran 1837 pedazos.
¿Quién se cree que los he contado? Hablando de números también me viene a la cabeza 300. Una de las películas más esperadas del año. Dejo dos trailers de ella y los 300 segundos de 300. Impresionantes.
Mañana un poco más de algo.
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