Coldplay en Donosti

. 26 noviembre 2005

El concierto fue ayer en el velódromo de Anoeta. Hoy la crítica.

Mágica noche de colorismo pop
Casi 10.00 espectadores desafiaron la desangelada noche para abarrotar el velódromo de Anoeta
IÑAKI ZARATA/



SAN SEBASTIÁN. DV. Desafiando las extremas circunstancias meteorológicas de la jornada, las casi diez mil almas que se desplazaron ayer noche hasta un velódromo de Anoeta con el letrero de «no hay billetes» colgado desde hace largas semanas, parecieron conseguir plenamente lo que buscaban: disfrutar de una grandiosa noche de sonidos poperos.

Puede que para la mayoría de los asistentes la rubia y glamurosa Alison Goldfrapp fuera una perfecta desconocida justo hasta su aparición en el abarrotado recinto ciclista. Y puede que para muchos de los asistentes, ella y el proyecto que personaliza junto a su colega Will Gregory sean ahora una novedad musical y escénica a tener en cuenta en sus vidas, o al menos en sus aficiones melómanas.La especial cantante británica, vestida con gorro y completamente de negro, se comportó como lo que es o al menos parece querer ser: una diva. Recitó sus acariciantes canciones, algunas de las cuales (particularmente Oh La La, Lovely 2 C U o Number One) eran bien conocida por las primeras filas.

El arrope electro-clash de Gregory fue la base de un recital en clave de elegante decadencia; por algo Alison ha sido etiquetada como la Marlene Dietricht del siglo XXI. Ha hecho bien Coldplay en elegir como grupo invitado esta original y curiosa mezcla estilística y escénica, que no tiene nada que ver con la filosofía estética y estilística del exitoso grupo. Aún así, Gregory apenas ofreció un show de media hora, lo que le hizo despedirse del escenario con pitidos.

Chris Martin y los suyos plantean, en cambio, un esquema mucho más clásicamente pop, sin apenas exageraciones. Vestidos de oscuro, en la penumbra de un bien cuidado ambiente de luces y apoyados en una gran pantalla, Coldplay se subieron de inmediato a sus trances melódicos, con la multitud arrobada a sus pies.

Martin es un frontman resultón, con carisma y, sobre todo, con una hermosa capacidad lírica en sus cuerdas vocales. Sonaron de entrada títulos como Square One o Yellow, y momentos más minimales, para acabar la noche con las emociones de Swallowed In The Sea o Fix You.

Nadie pareció sentirse defraudado tras la doble velada. El mundo de Goldfrapp y Coldplay fue un cálido refugio de músicas emotivas, luces de colores y roce y entusiasmo humanos. Un cuento de modernos príncipes y hadas que se desvaneció irremediablemente al salir al desangelado ambiente exterior. La mayoría de la amplia masa que se desparramó balo la helada lluvia hubiera preferido seguramente alargar la acogedora velada hasta que el cuerpo aguantara. Coldplay serán sus héroes de invierno.

Lastima que hace dos meses no pude conseguir las entradas ya que se habían agotado. Aquí os dejo su último video Fix You.

Fix You


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