Desde que volví de vacaciones el sábado, el trabajar se me ha hecho bastante pesado. Llevo dos días sólo en la vuelta a la normalidad y es que no ando agusto. Sólo ha sido el montaje de un congreso sobre accesibilidad en el Kursaal pero siempre surgen los mismos problemas y ya es que lo veo venir una vez comenzada la jornada laboral. Y eso te cansa. Horarios malos e inexpicables pérdidas de tiempo al comienzo y al final de trabajo que si no hubieran ocurrido habrías llegado a casa una hora antes. Cabreos continuos, gritos y el tener que aguantar las explicaciones de unosy otros que sinceramente, no me importan. Oídos sordos y a lo tuyo.
Y eso ocurre desde que comencé a trabajar y hasta ahora siempre comenzado el día con una sonrisa en la cara. Hasta que llegó el lunes y parecía como si... no sé explicarlo. Simplemente no estaba motivado y prefería pensar en otras cosas que me tenían mucho más entretenido pero sin perder la constancia de lo que estaba haciendo en tiempo real.
Me gustaría cambiar de aires y trabajar en algo en lo que me gusta y disfrutar todos los días sin malos rollos. Entiendo que ese trabajo no existe y que es una utopía creada por mi imaginación pero por lo menos habrá algo cercano a ello, supongo.
Son las 2301h de la noche y voy a leer mis feeds. Bihar arte.
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